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El cardenal Cobo en la toma de posesión de Santa María de Montserrat: «Que nadie en nuestra Iglesia se sienta discriminado y fuera de lugar»

La tradición marca que a cada purpurado del mundo se le asigne una sede parroquial en la ciudad de Roma

Este domingo el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, ha tomado posesión del Título de Santa Maria de Monserrat de los Españoles en Roma, ya que la tradición marca que a cada purpurado del mundo se le debe asignar una sede parroquial de dicha ciudad. Al comienzo de la celebración se ha procedido a leer la bula por la que el Papa Francisco otorga la titularidad de la casa de los españoles en Roma al cardenal Cobo.

Junto al arzobispo de Madrid han concelebrado la misa varios sacerdotes de la archidiócesis madrileña y el rector de Monserrat, José Jaime Brosel Gavilá; el cardenal Juan José Omella; el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, Presidente de la Gobernación del Estado Ciudad del Vaticano; el cardenal Luis Francisco Ladaria, Prefecto emérito del Dicasterio para Doctrina de la Fe; y el rector del Pontificio Colegio Español de San José, Carlos Comendador.

Al comienzo de la homilía, Cobo ha señalado que se ha realizado una celebración «de toda la Iglesia y que tiene como centro a Cristo, que es quien la construye». Además ha querido expresar su «agradecimiento y comunión con el Papa Francisco que me ha encomendado este servicio que se hace patente con la presencia de todos vosotros a los que de verdad y de corazón agradezco que hayáis venido», acordándose especialmente del cardenal Omella. 

«Caminar juntos»

El purpurado ha indicado que «Jesús no nos llama a crear un sistema de normas cerrado en un reglamento inflexible, sino a caminar juntos respondiendo compasivamente a la realidad que se esconde tras cada puerta». Dios invita a actuar mediante «la misericordia, la búsqueda sinodal de la verdad, el amor y la entrega generosa de la propia vida», ha dicho Cobo. 

Ha querido poner en valor el Evangelio para dicha misión, del que ha considerado que es «imprescindible como brújula irrenunciable y el Espíritu por delante, pero sin esperar que se nos predetermine al detalle la hoja de ruta». Ha reflexionado también sobre el hecho de «tomar posesión», ya que para el cardenal «Cristo no nos llama a poseer nada, sino a acoger la suprema pobreza que es apoyarse solo en Él. Un cardenal nunca podrá tomar posesión, porque podría sonar a la pretensión de apropiarse de algo. Un sacerdote no toma posesión. Más bien se expropia al servicio de los demás. Nos ayuda recordar que esta Iglesia en la que inicio mi ministerio tuvo como fin principal servir de lugar de acogida y hospitalidad a los peregrinos españoles en Roma, especialmente a los pobres y enfermos», ha señalado.

«Obediencia a Dios»

Llegando al final de su intervención, Cobo ha invitado a abrir tres puertas. La primera la de la obediencia, explicando que «yo nunca pensé estar hoy aquí, pero la obediencia a Dios nos pone en estos disparaderos», dirigiéndose especialmente a los seminaristas. La segunda puerta es la del servicio. Cobo ha asegurado que para servir hay que escuchar y acoger primero y ha expresado un deseo: «Que nadie en nuestra Iglesia se sienta discriminado y fuera de lugar». La tercera y última puerta es ayudar a construir la Iglesia. El cardenal aquí ha expresado su adhesión total al Papa porque «la unidad solo es posible cum Petro et sub Petro»: «Pedro es piedra en cuanto fundamento visible de la unidad de la Iglesia. Y cada bautizado está llamado a ofrecer a Jesús su propia fe, pobre, pero sincera, para que Él pueda seguir construyendo su Iglesia hoy».

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