Una declaración de los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén muestra su preocupación por la escalada del conflicto, suplica un rápido alto el fuego y reclama un cambio de actitud hacia la promoción de la vida y la paz.
Desde el mismo corazón de Tierra Santa llega una nueva y descarnada súplica para que cese la guerra que está devastando la región. En esta ocasión han sido los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén quienes han alzado la voz en una declaración urgente y clara.
Tras recordar que «nos acercamos rápidamente al duodécimo mes de la actual guerra devastadora», los Patriarcas y Jefes muestran su «grave preocupación por su nefasta dirección». Denuncian que «durante todo este tiempo, las negociaciones de alto el fuego se han prolongado interminablemente, y los líderes de las partes beligerantes parecen más preocupados por consideraciones políticas que por poner fin a la búsqueda de la muerte y la destrucción. Estos repetidos retrasos, junto con otros actos de provocación, solo han servido para aumentar las tensiones hasta el punto de que nos encontramos en el precipicio de una guerra regional en toda regla».
Ante tal situación, imploran «una vez más a los líderes de las partes beligerantes que atiendan a nuestros llamamientos y a los de la comunidad internacional (Resolución 2735 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas) para alcanzar un rápido acuerdo de alto el fuego que tenga como resultado el fin de la guerra, la liberación de todos los cautivos, el regreso de los desplazados, el tratamiento de los enfermos y heridos, el alivio de los que tienen hambre y sed, y la reconstrucción de todas las estructuras civiles públicas y privadas que han sido destruidas».
Urgen «conversaciones diplomáticas que aborden los antiguos agravios»
Asimismo, hacen un llamamiento «a los líderes de estos pueblos, de acuerdo con la comunidad internacional, a entablar sin demora conversaciones diplomáticas que aborden los antiguos agravios entre ellos, que conduzcan a pasos concretos que promuevan una paz justa y duradera en nuestra región mediante la adopción de una internacionalmente legítima de dos Estados».
Los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén también expresan su preocupación por las comunidades cristianas bajo su responsabilidad pastoral. Entre ellas mencionan especialmente «las que se refugian en Gaza en Porphyrios y la Iglesia Católica de la Sagrada Familia, así como el valiente personal del Hospital Anglicano de al-Ahli y los pacientes a su cuidado».
Por último, instaron «a los cristianos y a todas las personas de buena voluntad de todo el mundo para que promuevan una visión de vida y de paz en toda nuestra región asolada por la guerra, recordando las palabras de Cristo, citadas anteriormente paz en toda nuestra región desgarrada por la guerra, recordando las palabras de Cristo, citadas anteriormente: ‘Bienaventurados los porque serán llamados hijos de Dios’» (Mateo 5:9).